Querida Dalia:
Siempre que conozco a una persona le doy un máximo de 10 puntos, de ella depende si los conserva o los pierde. En su caso usted rompió esa escala y sobrepasó los números hasta el infinito por esa razón, cuando se hable de amistad con mayúsculas hay que mencionar su nombre y el que tenga la suerte de conocerla, como yo, es bendecido.
Este es mi primer blog y quiero dedicarlo a usted y a su obra con mucho cariño, mi humilde homenaje a la vida de una mujer ejemplar.
Decidí hacer esto sin su permiso porque ya la conozco y quise evitar el riesgo de una respuesta negativa. Usted es de las personas que hace el bien en silencio, que no divulga, que calladamente va sembrando el bien sin importarle a dónde irá a parar la cosecha, que tantas veces se pierde.
Quiero hacer mi primera entrada con algunas estrofas de su poemario que da título a mi blog.
A los visitantes les aviso que iré entrando muchas cosas y que las disfrutarán tanto que terminarán con Daliamanía o Dalitis crónica.
Un fuerte abrazo para usted y un cordial saludo para quienes lean.
nota: Le pido prestado el título de mi blog prometo cuidarlo y protegerlo como si fuera mío. Gracias.
En el diario asombro de lo humano
A los que he
visto rebuscar en
cadapie de mi palabrael verbo de la lucha
Callaré el silencio matutino
detendré, no los relojes
que atravesaron la señal,
le romperé los huesos al tiempo
diseñaré una escala de silencio
y tan sólo nombraré
el intento de asestarle
un buen golpe a la palabra
Poeta
¿Dónde fue
que detuve la voz
o detuve el camino,
poeta
¿dónde se te quedó
una luna desmadejada?
Yo le dije a mi voz
que trepara montañas
que los caminos del hombre se hicieron
para correrse descalzos
y con calma
porque a veces sucede
que donde crecen los árboles
crecen los amigos.
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