Vamos a Subir la Voz para morir Mariposas
1989
Es un canto a la palabra sostenida por la vivencia consciente. Un canto a la palabra que se expresa luego de haber vivido. En este libro se recoge lo que es el oficio poético a través de todas sus etapas: el silencio y el rescate del verbo, después del descanso.
Yo descarté caminos
hasta encontrarte
sobrecogedora sombra
de la palabra,
te fuiste desvaneciendo
en la forma tenue
del silencio.
Y anduve frente a ti,
desnuda,
con el hambre
de la voz
estrellada
en los pobres.
Palabra
te fui sabiendo
a secas
de palparte
y sentirte,
Te fui existiendo,
celebrándote cumpleaños,
hasta que del golpe celeste,
te fuiste abrigando
en la redonda
mesa de mi poesía.
Desvaneciéndote
en el globo
de mi ternura,
sobrevolando heridas
sobre la brizna
de mi frente,
respirando mi alegría
sobrellevada
en la estación
del racimo florecido.
Palabra
te fui sacando
de las manos
del mercader
de ternura
y te llevé
a mi pueblo,
con la voz resentida,
te di aliento
hasta para rastrear
las paredes
y te entoné
el canto
de los pasos.
Con música fragante,
acumulando llovizna,
restregué tu sabiduría
hasta la medida
de la multitud.
Te alcé frente a todos,
lozana, refrescante,
los jóvenes hablaban
de cosas que entendían
y tú estabas transparente
de cara frente al pueblo;
como el eco de la
espiga
persiguiendo horas
atrincherando
obreros.
Palabra
eras la fuerza de mar
que te vacíabas
gigantesca a recorrer
la vida verde
de la tierra.
Y creciste,
unto a esas verdades llanas
que nos forman.
Y germinó tu trigo
aéreo,
llenando al mundo
con tu cántico irrompible
y tú llegaste,
a envolver paredes,
llegaste
con la piel fresca,
redondamente feliz;
con
el
equilibrio
de
los
versos
de
la muerte.
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